¡Buenas lectores!
Simplemente queria decir, que ya sé que hace mucho que no escribo, pero es la recta final y necesito sacar las mejores notas posibles. Por eso mismo, si quereis que siga publicando entradas de algún capítulo en concreto, es necesario que me ayudeis todo lo posible. Podeis hacerlo dando ideas por mensajes en mi tuenti: Mar Juanchuzri , enviando mensajes de apollo en mi twitter: MrsCulpeper, y si teneis algun problema podeis contactar conmigo en ask: mssculpeper .
Iré publicando capítulos SOLO DE LAS HISTORIAS QUE ME AYUDEIS A CONTINUAR.
Gracias por vuestro tiempo. Un beso a todos ♥♥♥
MIL HISTORIAS SIN FINAL
Páginas
EL JUEGO
Bienvenido lector, a El Juego de las Mil Historias:
Siempre me ha encantado escribir pero nunca he podido acabar ningun proyecto, por lo tanto, te propongo que leas algunas de mis redacciones y me ayudes a encontrar un final para ellas.
El juego consiste en enviarme un mensaje hablandome de la historia que más te gusta y diciendome que querrias que pasara acontinuación.
La historia se publicara con su título y el número de la entrada en carácteres romanos.
Ej. Dos de Oros (I)
Ej. Dos de Oros (II)
A la derecha esta el archivo con todos los artículos publicados.
A la izquierda las encuestas sobre las historias.
Para cualquier duda preguntar por:
· Twitter de la autora : Marvlc_97
· Tuenti del blog: Mar Juanchuzri (chat, privado o comentario)
· Correo electrónico del blog: mssculpeper@hotmail.com
P.D: Disfruta el blog al máximo.
P.D (2): Comparte tu imaginación conmigo
Fdo.
MAR CULPEPER
Siempre me ha encantado escribir pero nunca he podido acabar ningun proyecto, por lo tanto, te propongo que leas algunas de mis redacciones y me ayudes a encontrar un final para ellas.
El juego consiste en enviarme un mensaje hablandome de la historia que más te gusta y diciendome que querrias que pasara acontinuación.
La historia se publicara con su título y el número de la entrada en carácteres romanos.
Ej. Dos de Oros (I)
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MAR CULPEPER
domingo, 12 de mayo de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
PAWL CHEESTERVIL (XI)
-¿Quiénes son Colmillo, Felino y Alado?- le pregunté a Juan.
El agua estaba congelada. Solo nadábamos Juan, Paula, Celia
y yo. Marcos hablaba con Clara sentados encima de una cama de madera a punto de
partirse en dos. Era una escena bastante triste. Clara hablaba con mucho
entusiasmo, y movía las manos todo el rato. Marcos sonreía, pero no la
escuchaba, estaba demasiado ocupado admirándola y enamorándose de ella. Era una
lástima que ella no se diera cuenta. Hacían buenísima pareja.
-Has leído ¿Historias de tres grandes? – Respondió él – Eran
tres magos tremendamente poderosos. Hermanos. En sus tiempos adolescentes, se
dedicaban a crear pasadizos para comunicar el colegio y solo se lo rebelaron a
sus novias y mejores amigos. Varios de ellos juraron solemnemente que el
secreto iría con ellos a la tumba. Otros eran demasiado bocas.
-El mayor de los hermanos se llamaba Frank. Eran
californianos. Frank era el más guapo y se hizo campeón de futbol aéreo. –
Continuó con la historia Clara – Era muy listo, pero nunca supo dar provecho a
su inteligencia.
-Eso es que no era tan listo… - murmuró Marcos.
-No te pongas celoso Marc.- Celia le guiñó un ojo- El mediano
se llamaba Johnny. Era el más sensato de todos, y más de una vez se oponía a
las ideas de sus hermanos. Menudo imbécil.
-Ser realista no es ser imbécil Cel – Volvió a renegar
Marcos.
-Retomando la historia – interrumpió Juan – Scott era el
mejor de los tres. Lo llamaban El Uno. Era un as de las bromas y las ideas. Sin
duda mi ídolo. Me hubiera gustado conocerlo…
-Aun puedes – se rio Carlos.
-¿Están vivos? – pregunté
-Por supuesto. Están malditos, y son inmortales. Es una
tortura. – Habló Paula- Un día, Scott tuvo la gran idea de gastarle una broma
al mejor mago de la historia: Pawl Cheestervil. Pero entonces tenían entre 29 y
40 años, y la gran broma se convirtió en algo demasiado peligroso y fuera de
control. El Señor Cheestervil estuvo a punto de morir, y cuando supo quienes
habían sido los responsables de la broma les hizo inmortales y los transformó
en animales. Frank es un lobo de ojos amarillo, Johnny un gato negro y Scott un
horroroso murciélago.
-Dios mío… Es horrible – murmuró Cris - ¿No hay remedio para
esa maldición?
-Frank tiene que ser besado por otro lobo, Johnny tiene que
ser acariciado por el frio y Scott tiene que recibir un piropo de una chica
guapa – finalizó la historia Juan – Llevan ciento veinte años en paradero
desconocido.
-Chicas vosotras podríais ayudar a Scott – rio Sergio – De
aquí no hay ninguna fea ¿no?
-Inútil... – suspiró Celia por lo bajo – Cris podría besar a
Frank – sugirió.
-Cállate – respondió secamente la chica.
De repente, surge ese momento, en el que todos nos quedamos
en silencio sin saber que decir. Esa incomoda circunstancia, en la que miramos
a todos los lados, intentando escabullirnos, de… algo.
-Oye… tu estas muy nervioso – le dijo Cris a su hermano- ¿Te
encuentras bien?
Hasta ahora, no me había fijado en Javi, pero Cristina tenía
razón. Estaba sudando, e hiperventilaba. Apretó la mano de su hermana con
fuerza y la miró pidiendo socorro.
-Grrrr- respondió.
-Ay dios mío, ahora no por dios… ¡¡¡LARGAROS DE AQUÍ,
RÁPIDO!!! – gritó histérica.
-¿Qué está pasando? – le preguntó Marcos.
-Se va a transformar, y aún no sabe controlarse, ¿cómo se
sale de aquí Juan?
-Por el agua – respondió este – a ver sirenita, ponte la
cola.- le dijo a Celia.
Me animó pensar que yo me parecía en ella en algo. Era
preciosa con cola de pez verde mar. Su pelo creció y se alisó, y el tono rojizo
de siempre, se exageró demasiado. Adquirió esa mirada salvaje, que tenemos las
de mi especie, y sonrió a Juan mostrando sus afilados dientes. Pude percibir el
escalofrió de Juan a pesar de que estaba a tres metros de él. Cris, que ya
había tenido una experiencia conmigo, se lanzó al agua, seguida de Juan y
Paula. Carlos, Clara y Marcos se miraron desconfiados.
-Meteros en el agua, joder – les ordené.
Como corderitos, me obedecieron.
-Julia transfórmate – me pidió Celia. – He pasado a Juan y a
Paula. No caben más de dos por el agujero del suelo.
-¿Qué agujero? – miré a Javi, quien hacia esfuerzos
sobrenaturales por evitar su transformación.
-Uno que hay en el fondo del lago. – Respondió – Hay una
manera de ayudarle… bueno, eso creo.
La miré. No sabía que decir. Tampoco sabía qué necesidad era
la que tenía por ayudar a Javi, pero si no lo hacía, me consumiría.
-Habla – conteste.
-El beso de una sirena aturde a un marinero- dijo- no se me
ocurre otro remedio.
-¿Me estas pidiendo que le bese?
-No te he pedido nada, te he dado una solución.
Cogió a Cris y a Clara y los sumergió en el agua.
Salí del agua y me acerqué a Javi. Respiré hondo.
-Julia ¿Qué haces? – Gritó Marcos- puede matarte.
-No le voy a dar esa satisfacción – me limité a decir.
Celia salió del agua otra vez para llevarse a los dos chicos
restantes. Me quedé sola, en esa mazmorra, con Javi. Intenté mostrarme amable y
cariñosa, pero los nervios no me dejaban decir una palabra. Me arrodillé
delante de él y lo miré fijamente. Su mirada solo suplicaban una cosa: ‘Ayuda’
Se me cayó el alma a los pies cuando vi sus ojos derramando lágrimas, y su
cuerpo empezó a temblar. Vi como apretaba los dientes y como su cara se
sonrojaba, por la fuerza que hacía.
-Javi…- soné todo lo cariñosa que mi voz me dejaba –
Tranquilízate por favor…
No me respondió. Me cogió de la mano, y la apretó con mucha
fuerza.
-Sal de aquí July… - logró decir.
Me soltó y dio un gritó, que rápidamente enmudeció, y poco a
poco empezó a gruñir. Me di cuenta de que yo también sudaba, y de que se me
empañaban los ojos. De pronto note que no resistiría mucho más, y que debía
hacerlo ya, o me mataría. Acaricié su rodilla. Supongo que esperaba que eso
calmara sus nervios, pero no hacia ningún efecto.
‘’Basta ya July, por mucho que alargues el tiempo, no va a
impedir que acabes besándolo’’ pensé. Así que me dejé llevar.
Si salimos de esta y me repasas este momento, que sepas que
no quería besarte – menuda mentira.
Me obsequió con una sonrisa forzada pero sincera. Sin perder
un segundo, muriéndome de ganas -he de ser sincera- le acerqué el cuello hacia
mi cara y rocé sus labios con los mío. Luego los presioné. Vale, se lo que
estáis pensando, ¿Qué hace la tonta esta? Ya os he dicho que siempre he sido
una rechazada, por lo tanto, nunca he tenido novio, y si, como habréis deducido
algunos, nunca he besado a nadie. Empezó a regular su respiración, pero aun así
estaba tenso. Muy tenso. Y sentí un escalofrió por mi columna. Me rodeó la
cintura y metió las manos por mi camiseta. Me apretó hacia él, podría haberme
partido en dos, pero se contuvo (gracias al señor). Le acaricié el pelo y le
bese, esta vez bien. Noté que su corazón seguía latiendo a mil, pero su
respiración ya estaba regulada. Mucho mejor.
-Déjate llevar – le murmuré. Y entonces correspondió a mi
beso, dejó de apretarme hacia él con tanta fuerza. Me acarició la espalda y
permanecimos ahí un buen rato, que a mí me pareció eterno. Después, se separó
de mí y me miró con cara de no entender nada.
-¿Qué pasa? – Le pregunté- ¿No quieres…?
-¿Qué me has hecho? – me interrumpió.
-Lo... lo siento de verdad… pero no podía dejarte ahí…
-empecé a decir frases entrecortadas.
-¿Qué ha sido eso? – volvió a preguntar.
-Es un beso de sirena. Aturde o algo así.
-No estabas transformada – me dijo- eso no funciona así.
-¿Cómo…?
No quise terminar la frase. Bueno…más bien no pude. Javi me
besó otra vez, con más ansia y más ganas. En otras circunstancias le hubiera
seguido el rollo, pero no entendía nada y paré.
-Dime que pasa Javi
Me miró a los ojos y luego me estudió. Sé que estaba
llorando. Tenía ganas de hacerlo, y no me importaba que él lo viera. Bufó y
miró al agua.
-Si me hubieras dado el beso al que se refería Celia – empezó
– yo ahora parecería un abducido por los ovnis. ¿Parezco eso?
Negué con la cabeza.
-No sé, que ha pasado – siguió- pero me tranquiliza. Me
gusta, y me hace sentir vivo. Quiero que me beses otra vez, por favor, pero
antes… respóndeme sinceramente… ¿En qué piensas?
No podía apartar la vista de él. Era demasiado guapo. Y sus
palabras eran inseguras, pero ciertas. Podía sentir sus ganas de mí. Y que si
no hubiera sido sirena, se me hubiera abalanzado.
-Me da miedo – respondí con la voz quebrada- ¿Estoy actuando
por amor?
Esbozó una sonrisa pícara y divertida.
-Estoy entrenado para este tipo de situaciones. Y he de
decir… que eres una sirena muy rara. Quiero decir, te sabes controlar y actúas
más por sentimiento que por naturaleza. Celia no es capaz de hacer eso. Sé que
te atraigo, y que a tu parte más salvaje no le hace gracia, igual que a la mía
tampoco le gusta la idea.
-¿Pero te gusto? – proseguí. Por su silencio deduje un sí – y
entonces nosotros…
-Escucha, July, esto que voy a decir no es propio de mí, pero,
ya hablaremos de nosotros luego ¿Vale? Bésame.
Se acercó y chocamos frente con frente. Sonreí.
-Hagamos un trato. Tú dímelo y te dejo besarme.
-¿Decir qué? – me preguntó.
Se me congeló la respiración. Paseaba sus labios a
milímetros de los míos. Los rozaba y luego se apartaba, haciéndome sentir un
cosquilleo en el estómago. Así una no puede concentrarse.
-Di lo que sientes en una o dos palabras – conseguí decir.
Besó suave y dulcemente mi cuello y fue subiendo hasta
llegar a la mandíbula inferior.
Se paró un segundo y finalmente dijo:
-Soy infinito.
Y ahora sí, me BESÓ, en mayúsculas, como si no hubiera un
mañana.
jueves, 14 de febrero de 2013
DOS DE OROS (XI)
20.00h.
-¿Án? Soy Ali
Ruidos raros al otro lado de la línea.
-Enano lárgate yaaaaaaa…. – Dijo la voz de su mejor amiga-
Perdona tía, el memo este no para de fastidiar. -¿Qué tal?
-Bueno…
-¿Bueno? Eres increíble… ¿no estás bien ahora que Iván y tu
estáis juntos? – preguntó.
-Yo que sé tía… Es la prima de Álvaro…
-¿La pequeñaja esa, que hace dos veranos vino a Valencia? Fue
la última vez que la vi… ¿Cómo se llamaba? María ¿No?
-Marina. Ha cambiado muchísimo. Esta guapísima, y tiene mucha
personalidad y parece muy decidida…
-Vale si, Mrs. Perfect. ¿Y qué?
-No sé, es que me pone de los nervios como mira a Iván.
-Son amigos desde siempre tía, es normal. Hay que
acostumbrarse a esas cosas cuando tienes novio…
-No tía, que no es eso… - Ali
suspiró por el micro del teléfono- Da igual, acabaré sabiéndolo.
20.15h
Me cago en la **** Así me sentía yo aquella tarde. Había
llegado a mi casa hacía un rato y el mundo se me caía encima. Mis padres no
estaban en casa. Mis tíos tampoco. Era mi oportunidad. Subí al piso de arriba,
y abrí la puerta de la habitación de Álvaro con violencia.
-¡Ostias! – grité.
Me giré a toda prisa, y empecé a morirme de la risa.
Lo siento enserio, no lo sabía…
Para que entendáis que pasaba en ese cuarto. Álvaro acababa
de salir de la ducha, y cuando yo entré en la habitación me lo encontré
totalmente desnudo. Su cara se sonrojó como un tomate, y yo no pude evitar
llorar de la risa (seguramente porque en un momento como este no sabes cómo
actuar) En fin. Menuda vergüenza por parte de él.
-Oye, ya hablamos luego… - me deslicé lo más discreta posible
y me fui.
Me tumbé en el sofá y quité la imagen de mi primo en pelotas
de mi mente. Dios mío. Deje pasar el tiempo y esperar a que Álvaro bajara a
decirme algo. Pero no. El chico se quedó arriba.
Así que bueno, decidí hablar con mi mejor amiga. Estaba en
línea, así que preferí hablar por What´s App y ahorrar móvil.
‘’Caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaat amorrr, aquí tu
BFF’’
Escribiendo…. Escribiendo…
‘’Marrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrina, ¿Qué tal por la maravillosa
Valencia?’’
‘’Buuuuuuuuuuuuuuuuuuffff… la de cosas que he de contarte…’’
‘’ EMPIEZA NOW’’
‘’Lo dejamos todo para el viernes ¿Vale?’’
‘’ ¿Vuelves el viernes por la noche?’’
‘’No, vienes tu a Valencia. Te invitó yo. En unos minutos mi
mum llamará a la tuya’’
‘’Yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Cuenta conmigo’’
‘’Ves haciendo la maleta. Por cierto trae ropa de fiesta,
tenemos party el sábado’’
‘’ Todo okay’’
20.30h
Esta era la cruel realidad. Estaba harto de todo. Dios
estaba enfadado conmigo ese día, eso seguro. Qué vergüenza… Me ha visto
DESNUDO, sin ropa, sin calzoncillos, sin NA-DA. Bueno, ni te imaginas como
estaba en ese momento. Me vestí a toda máquina, y cuando quise bajar y la vi en
el sofá me quedé quieto en medio de las escaleras. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? No
recuerdo tanta presión en mucho tiempo. Estaba HISTÉRICO. Ese era uno de esos
absurdos momentos de tu vida en los que parece que te cae el cielo encima y no
sabes que hacer. Me encerré en mi habitación y me puse la música al máximo de
volumen en el ordenador. Esperé en silencio tumbado sobre la cama a
tranquilizarme. Imposible. De pronto, empecé a sentirme encerrado y comprimido
entre esas cuatro paredes. No sabía qué hacer, y se me ocurrió una locura. Abrí
la ventana de mi habitación. En frente había un precioso pino, que llevaba en
ese jardín desde mucho antes de que yo naciera. No me lo pensé dos veces, salté
a la primera rama, sin mirar abajo. Sé que si hubiera caído, ya hubiéramos sido
dos sin memoria, pero por suerte, eso no ocurrió, y simplemente, bajé con mucha
precaución aunque los últimos tres metros no pude hacer otra cosa que
saltarlos.
-Libre al fin – dije- ¿Estoy
hablando solo?
20.45h
Sé, que cada vez que la miró me
pongo nervioso. Hablo de Marina. Sin embargo, también sé que no la quiero tanto
como Alicia, simplemente me avergüenzo de algo que no me acuerdo. Debería
hablar con ella. Pero… ¿Y si no sabe de qué hablo?¿Y si piensa que no estoy
enamorado de Ali?¿Y si Álvaro cree que le voy a contar lo suyo…? ¿Y si…? Al
diablo con los ‘’y si’’ Esto es un asco. No puedo pensar tranquilamente, no
tengo nada de que pensar. Mi vida, es ahora una mierda. Álvaro era mi mejor
amigo y ahora me odia, me he perdido media vida de Marina y sé que me siento
extraño cuando estoy junto a ella, Samanta se ha tintado el pelo, Sara tiene un
novio nuevo con el que lleva un año… Lo único bueno que tiene esto, es Ali, y
si tuviera que renunciar a ella, por recordar, no dudo que lo haría.
21.00h
-Joder Andrés, ¿Es que no entiendes nada? Mi hermano me
necesita.
-Necesita que estés a su lado, no que metas más mierda es su
vida.
Lo peor de discutir con Andrés, el novio de Sara, es que
siempre habla tranquilo, en calma, y eso es lo que más le saca de quicio a su
novia.
-¿Pero qué dices? –Sara subía su tono de voz poco a poco- Es
el momento de que él y Álvaro vuelvan a ser amigos.
-No me grites – dijo casi en un susurro – Amor escúchame, si
quisieran ser amigos, lo serian.
-No te estoy gritando, y tienen sus motivos para que les
cueste reconciliarse.
-No chilles Sara, y hazme caso, cuanto más te alejes del tema
mejor para todos.
-¡Que no chillo! ¿Se puede saber que has querido decir con
eso?
-Por el amor de dios Sara, NO GRITES.
-Yo no soy la que grito, eres tú.
-Tienes razón – se enfadó- mejor que me vaya a mi casa a
tranquilizarme.
-Andrés, cariño, no…
por favor, no te enfades.
Sara, se acercó a él y se sentó sobre su regazo. Le rodeó
con el brazo derecho y con la mano izquierda empezó a jugar con su pelo.
-Prométeme que no discutiremos más sobre este tema.
-Claro que no, dejaremos la mala ostia para otros temas.
Sara estalló en una carcajada.
-Por supuesto, amor. – y se acercó para besarle.
miércoles, 30 de enero de 2013
LUNA BLANCA (XI)
El señor Fortemeve, trabajaba en las cuadras. Su cliente
preferido era el caballero ‘Caronte’. O
por lo menos, ese era su seudónimo. Iba todos los martes y jueves, y dejaba
durante siete horas exactas a su bellísimo corcel blanco –Arístides- en
compañía del resto de los caballos. Ese martes por la tarde, se había
desencadenado una horrorosa tormenta en el pueblecito de Vilmeo. El señor
Fortemeve deba de comer un poco de heno al corcel del gran caballero, cuando
las puertas de la cuadra se abrieron de par en par, y entró una chica
jovencita. Llevaba un vestido verde como el muérdago, pero se había arrancado
la falda de manera que le llegaba hasta las rodillas. Bajo el traje iba con
unos pantalones de pana bien apretados, y unas botas negras desgastadas. Lucía
esbelta su capa oscura, y con la capucha escondía su rostro. Llevaba el caraj
de flechas colgando de su espalda, y el arco bien agarrado. Se acercó
cuidadosamente a los caballos y los inspeccionó.
-Disculpe señorita… ¿Puedo ayudarle en algo? – El señor Fortemeve,
hizo un intento en vano para ver la cara de la chica.
-Si señor – respondió la niña- Necesito dos corceles.
Concretamente este negro y el que esta acariciando usted.
-Puede comprar el negro a un elevado precio. No sé si lo
podrá pagar… - murmuró esto último mirándole de arriba abajo con desprecio – El
blanco ya tiene propietario.
-¿Quién? – exigió saber la muchacha.
-Un tal Caronte, nadie sabe de donde procede.
-¿Caronte? Eso no es posible. Caronte era el barquero de
Hades, el dios de los muertos. Tenía que transportar las almas por el rio del
inframundo. Es mitología griega.
-Óigame usted muchacha – rugió el hombre de repente – Esto no
es ni de su incumbencia ni de la mía, lárguese.
-Me quedo con los dos caballos. Y por cierto ese Caronte es
falso.
-¿Qué está diciendo mujer?
-Dice que se queda con los dos caballos – susurró una voz
tras su espalda – y que ya que has conocido al falso Caronte, es hora de que
conozcas al verdadero.
Rápido como el viento, la espada de Adrián atravesó la
espalda del señor Fortemeve. El cuerpo del muerto se quedó en el suelo durante
un instante, y el chico se quedó observándolo sin apenas creer que el asesino
era él.
-No contaba con tu ayuda – Carolina se quitó la capucha - ¿De
dónde ha salido esa espada?
Adrián sonrió un poco, orgulloso de haber sorprendido a la
cazadora, y luego señaló a una niña de siete años que había a sus espaldas. La
pequeña María sonrió tímidamente y señaló a una herrería en la calle de
enfrente.
-¿Has robado la espada preciosa?
María asintió contenta con su trabajo. Y con su delicada voz
dijo:
-Adrián está muerto, por mucho que lo mires no va a revivir.
Las carcajadas de Carolina resonaron por todas las cuadras.
Esa cría estaba demasiado espabilada. Que gran futuro le esperaba. Las dos
chicas sacaron a los caballos y les montaron las sillas.
-Adrián, VA – ordenó la mayor.
El chico bajó de su mundo, y subió al caballo, seguido de su
hermanita pequeña. Salieron a toda máquina del pueblo, pronto los guardias les perseguirían.
El caballo de Adrián seguía al de Carolina, y esta última daba la sensación que
los estaba desplazando hasta un sitio en concreto. Cabalgaron durante horas,
como si no hubiera un mañana. Nadie les seguía, por lo tanto Adrián no llegaba
a entender que prisas tenía esa chica para llegar a su objetivo.
Cuando caía el crepúsculo, llegaron a una casita en lo alto
de una colina. Soltaron a sus caballos y les dieron de comer. Adrián llamó a la
puerta, pero nadie le abrió.
Miro la casa durante unos minutos. Era pequeña, de madera y
discreta, si no hubiera sido porque Carolina les había conducido hasta allá, no
la habría visto. Parecía un lugar acogedor pero sin embargo desprendía un olor
a humedad y polvo, que quitaba todas las
ganas de pasar una sola noche en ella.
-Está abandonada – Dijo Carolina – Nadie puede vivir aquí.
-¿Y tú qué sabes? – le espetó.
-Nadie quiere vivir en una casa donde han asesinado a alguien
– y antes de que Adrián lo entendiera dijo – Hogar dulce hogar.
Lo entendió todo. Era la casa donde en su tiempo vivió
Carolina con su hermana Ariadne y su padrastro. Era el lugar del que Ariadne
huyó. Y era el lugar donde Carolina atravesó con una flecha a su padre. Decidió
no decir nada respecto al tema, estaba bastante cansado. Entró y vio una sola
habitación con dos literas. Carolina miró la litera superior de la derecha con
tristeza y añoranza. Y luego se sentó en la de abajo y murmuró.
-Monta guardia – cerró los ojos, y empezó a dormirse.
Adrián salió de esa casa que sabía a pena y desgracia. Buscó
a su hermana con la mirada pero no la encontró. Bajo la colina llamándola varias
veces, y se internó en el bosque.
Gritó su nombre. Nadie respondió. Por un momento su corazón
empezó a latir a toda prisa asustado, pues temía que la hubieran secuestrado y
entonces…
-¡Adri, Adri!- la niña apareció de entre los arbustos- mira
lo que me he encontrado, ¡es para ella!
Adrián, no entendía nada. María extendió una hoja amarillenta
doblada dos veces y el la cogió curioso.
‘’Para Carol. Ariadne’’
Ni si quiera se le pasó por la cabeza leerla. Lo hacía y
Carolina le rebanaba la cabeza, eso estaba claro.
-¿De dónde has sacado esta carta cariño? – le preguntó a
María.
La pequeñita, le cogió de la mano y lo condujo entre la
espesura del boque. Enseguida llegaron a un rio y cerca del río había un pozo.
María señaló un ladrillo y dijo:
-Estaba entre esos dos.
-Rápido, hay que dársela.
Corrieron hasta la casa, Carolina seguía durmiendo y ninguno
se atrevió a despertarla. Pero antes de que anocheciera por completo Adrián se
armó de valor.
-Carol… Carol…- la llamó suavemente.
Esta se giró de lado.
-Eh… Despierta porfas- y ella le propinó un manotazo en la
nariz.
-AU – gritó.
-Quejica…- murmuró la chica.
-Tenemos una carta para ti. Es de Ariadne – Interrumpió María.
Los ojos de la bella durmiente se abrieron como platos.
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