EL JUEGO

Bienvenido lector, a El Juego de las Mil Historias:
Siempre me ha encantado escribir pero nunca he podido acabar ningun proyecto, por lo tanto, te propongo que leas algunas de mis redacciones y me ayudes a encontrar un final para ellas.
El juego consiste en enviarme un mensaje hablandome de la historia que más te gusta y diciendome que querrias que pasara acontinuación.
La historia se publicara con su título y el número de la entrada en carácteres romanos.
Ej. Dos de Oros (I)
Ej. Dos de Oros (II)
A la derecha esta el archivo con todos los artículos publicados.
A la izquierda las encuestas sobre las historias.
Para cualquier duda preguntar por:
· Twitter de la autora : Marvlc_97
· Tuenti del blog: Mar Juanchuzri (chat, privado o comentario)
· Correo electrónico del blog: mssculpeper@hotmail.com

P.D: Disfruta el blog al máximo.
P.D (2): Comparte tu imaginación conmigo

Fdo.
MAR CULPEPER

domingo, 12 de mayo de 2013

¡¡Hola de nuevo!!

¡Buenas lectores!

Simplemente queria decir, que ya sé que hace mucho que no escribo, pero es la recta final y necesito sacar las mejores notas posibles. Por eso mismo, si quereis que siga publicando entradas de algún capítulo en concreto, es necesario que me ayudeis todo lo posible. Podeis hacerlo dando ideas por mensajes en mi tuenti: Mar Juanchuzri , enviando mensajes de apollo en mi twitter: MrsCulpeper, y si teneis algun problema podeis contactar conmigo en ask: mssculpeper .
Iré publicando capítulos SOLO DE LAS HISTORIAS QUE ME AYUDEIS A CONTINUAR.

Gracias por vuestro tiempo. Un beso a todos ♥♥♥

lunes, 18 de febrero de 2013

PAWL CHEESTERVIL (XI)



-¿Quiénes son Colmillo, Felino y Alado?- le pregunté a Juan.
El agua estaba congelada. Solo nadábamos Juan, Paula, Celia y yo. Marcos hablaba con Clara sentados encima de una cama de madera a punto de partirse en dos. Era una escena bastante triste. Clara hablaba con mucho entusiasmo, y movía las manos todo el rato. Marcos sonreía, pero no la escuchaba, estaba demasiado ocupado admirándola y enamorándose de ella. Era una lástima que ella no se diera cuenta. Hacían buenísima pareja.
-Has leído ¿Historias de tres grandes? – Respondió él – Eran tres magos tremendamente poderosos. Hermanos. En sus tiempos adolescentes, se dedicaban a crear pasadizos para comunicar el colegio y solo se lo rebelaron a sus novias y mejores amigos. Varios de ellos juraron solemnemente que el secreto iría con ellos a la tumba. Otros eran demasiado bocas.
-El mayor de los hermanos se llamaba Frank. Eran californianos. Frank era el más guapo y se hizo campeón de futbol aéreo. – Continuó con la historia Clara – Era muy listo, pero nunca supo dar provecho a su inteligencia.
-Eso es que no era tan listo… - murmuró Marcos.
-No te pongas celoso Marc.- Celia le guiñó un ojo- El mediano se llamaba Johnny. Era el más sensato de todos, y más de una vez se oponía a las ideas de sus hermanos. Menudo imbécil.
-Ser realista no es ser imbécil Cel – Volvió a renegar Marcos.
-Retomando la historia – interrumpió Juan – Scott era el mejor de los tres. Lo llamaban El Uno. Era un as de las bromas y las ideas. Sin duda mi ídolo. Me hubiera gustado conocerlo…
-Aun puedes – se rio Carlos.
-¿Están vivos? – pregunté
-Por supuesto. Están malditos, y son inmortales. Es una tortura. – Habló Paula- Un día, Scott tuvo la gran idea de gastarle una broma al mejor mago de la historia: Pawl Cheestervil. Pero entonces tenían entre 29 y 40 años, y la gran broma se convirtió en algo demasiado peligroso y fuera de control. El Señor Cheestervil estuvo a punto de morir, y cuando supo quienes habían sido los responsables de la broma les hizo inmortales y los transformó en animales. Frank es un lobo de ojos amarillo, Johnny un gato negro y Scott un horroroso murciélago.
-Dios mío… Es horrible – murmuró Cris - ¿No hay remedio para esa maldición?
-Frank tiene que ser besado por otro lobo, Johnny tiene que ser acariciado por el frio y Scott tiene que recibir un piropo de una chica guapa – finalizó la historia Juan – Llevan ciento veinte años en paradero desconocido.
-Chicas vosotras podríais ayudar a Scott – rio Sergio – De aquí no hay ninguna fea ¿no?
-Inútil... – suspiró Celia por lo bajo – Cris podría besar a Frank – sugirió.
-Cállate – respondió secamente la chica.
De repente, surge ese momento, en el que todos nos quedamos en silencio sin saber que decir. Esa incomoda circunstancia, en la que miramos a todos los lados, intentando escabullirnos, de… algo.
-Oye… tu estas muy nervioso – le dijo Cris a su hermano- ¿Te encuentras bien?
Hasta ahora, no me había fijado en Javi, pero Cristina tenía razón. Estaba sudando, e hiperventilaba. Apretó la mano de su hermana con fuerza y la miró pidiendo socorro.
-Grrrr- respondió.
-Ay dios mío, ahora no por dios… ¡¡¡LARGAROS DE AQUÍ, RÁPIDO!!! – gritó histérica.
-¿Qué está pasando? – le preguntó Marcos.
-Se va a transformar, y aún no sabe controlarse, ¿cómo se sale de aquí Juan?
-Por el agua – respondió este – a ver sirenita, ponte la cola.- le dijo a Celia.
Me animó pensar que yo me parecía en ella en algo. Era preciosa con cola de pez verde mar. Su pelo creció y se alisó, y el tono rojizo de siempre, se exageró demasiado. Adquirió esa mirada salvaje, que tenemos las de mi especie, y sonrió a Juan mostrando sus afilados dientes. Pude percibir el escalofrió de Juan a pesar de que estaba a tres metros de él. Cris, que ya había tenido una experiencia conmigo, se lanzó al agua, seguida de Juan y Paula. Carlos, Clara y Marcos se miraron desconfiados.
-Meteros en el agua, joder – les ordené.
Como corderitos, me obedecieron.
-Julia transfórmate – me pidió Celia. – He pasado a Juan y a Paula. No caben más de dos por el agujero del suelo.
-¿Qué agujero? – miré a Javi, quien hacia esfuerzos sobrenaturales por evitar su transformación.
-Uno que hay en el fondo del lago. – Respondió – Hay una manera de ayudarle… bueno, eso creo.
La miré. No sabía que decir. Tampoco sabía qué necesidad era la que tenía por ayudar a Javi, pero si no lo hacía, me consumiría.
-Habla – conteste.
-El beso de una sirena aturde a un marinero- dijo- no se me ocurre otro remedio.
-¿Me estas pidiendo que le bese?
-No te he pedido nada, te he dado una solución.
Cogió a Cris y a Clara y los sumergió en el agua.
Salí del agua y me acerqué a Javi. Respiré hondo.
-Julia ¿Qué haces? – Gritó Marcos- puede matarte.
-No le voy a dar esa satisfacción – me limité a decir.
Celia salió del agua otra vez para llevarse a los dos chicos restantes. Me quedé sola, en esa mazmorra, con Javi. Intenté mostrarme amable y cariñosa, pero los nervios no me dejaban decir una palabra. Me arrodillé delante de él y lo miré fijamente. Su mirada solo suplicaban una cosa: ‘Ayuda’ Se me cayó el alma a los pies cuando vi sus ojos derramando lágrimas, y su cuerpo empezó a temblar. Vi como apretaba los dientes y como su cara se sonrojaba, por la fuerza que hacía.
-Javi…- soné todo lo cariñosa que mi voz me dejaba – Tranquilízate por favor…
No me respondió. Me cogió de la mano, y la apretó con mucha fuerza.
-Sal de aquí July… - logró decir.
Me soltó y dio un gritó, que rápidamente enmudeció, y poco a poco empezó a gruñir. Me di cuenta de que yo también sudaba, y de que se me empañaban los ojos. De pronto note que no resistiría mucho más, y que debía hacerlo ya, o me mataría. Acaricié su rodilla. Supongo que esperaba que eso calmara sus nervios, pero no hacia ningún efecto.
‘’Basta ya July, por mucho que alargues el tiempo, no va a impedir que acabes besándolo’’ pensé. Así que me dejé llevar.
Si salimos de esta y me repasas este momento, que sepas que no quería besarte – menuda mentira.
Me obsequió con una sonrisa forzada pero sincera. Sin perder un segundo, muriéndome de ganas -he de ser sincera- le acerqué el cuello hacia mi cara y rocé sus labios con los mío. Luego los presioné. Vale, se lo que estáis pensando, ¿Qué hace la tonta esta? Ya os he dicho que siempre he sido una rechazada, por lo tanto, nunca he tenido novio, y si, como habréis deducido algunos, nunca he besado a nadie. Empezó a regular su respiración, pero aun así estaba tenso. Muy tenso. Y sentí un escalofrió por mi columna. Me rodeó la cintura y metió las manos por mi camiseta. Me apretó hacia él, podría haberme partido en dos, pero se contuvo (gracias al señor). Le acaricié el pelo y le bese, esta vez bien. Noté que su corazón seguía latiendo a mil, pero su respiración ya estaba regulada. Mucho mejor.
-Déjate llevar – le murmuré. Y entonces correspondió a mi beso, dejó de apretarme hacia él con tanta fuerza. Me acarició la espalda y permanecimos ahí un buen rato, que a mí me pareció eterno. Después, se separó de mí y me miró con cara de no entender nada.
-¿Qué pasa? – Le pregunté- ¿No quieres…?
-¿Qué me has hecho? – me interrumpió.
-Lo... lo siento de verdad… pero no podía dejarte ahí… -empecé a decir frases entrecortadas.
-¿Qué ha sido eso? – volvió a preguntar.
-Es un beso de sirena. Aturde o algo así.
-No estabas transformada – me dijo- eso no funciona así.
-¿Cómo…?
No quise terminar la frase. Bueno…más bien no pude. Javi me besó otra vez, con más ansia y más ganas. En otras circunstancias le hubiera seguido el rollo, pero no entendía nada y paré.
-Dime que pasa Javi
Me miró a los ojos y luego me estudió. Sé que estaba llorando. Tenía ganas de hacerlo, y no me importaba que él lo viera. Bufó y miró al agua.
-Si me hubieras dado el beso al que se refería Celia – empezó – yo ahora parecería un abducido por los ovnis. ¿Parezco eso?
Negué con la cabeza.
-No sé, que ha pasado – siguió- pero me tranquiliza. Me gusta, y me hace sentir vivo. Quiero que me beses otra vez, por favor, pero antes… respóndeme sinceramente… ¿En qué piensas?
No podía apartar la vista de él. Era demasiado guapo. Y sus palabras eran inseguras, pero ciertas. Podía sentir sus ganas de mí. Y que si no hubiera sido sirena, se me hubiera abalanzado.
-Me da miedo – respondí con la voz quebrada- ¿Estoy actuando por amor?
Esbozó una sonrisa pícara y divertida.
-Estoy entrenado para este tipo de situaciones. Y he de decir… que eres una sirena muy rara. Quiero decir, te sabes controlar y actúas más por sentimiento que por naturaleza. Celia no es capaz de hacer eso. Sé que te atraigo, y que a tu parte más salvaje no le hace gracia, igual que a la mía tampoco le gusta la idea.
-¿Pero te gusto? – proseguí. Por su silencio deduje un sí – y entonces nosotros…
-Escucha, July, esto que voy a decir no es propio de mí, pero, ya hablaremos de nosotros luego ¿Vale? Bésame.
Se acercó y chocamos frente con frente. Sonreí.
-Hagamos un trato. Tú dímelo y te dejo besarme.
-¿Decir qué? – me preguntó.
Se me congeló la respiración. Paseaba sus labios a milímetros de los míos. Los rozaba y luego se apartaba, haciéndome sentir un cosquilleo en el estómago. Así una no puede concentrarse.
-Di lo que sientes en una o dos palabras – conseguí decir.
Besó suave y dulcemente mi cuello y fue subiendo hasta llegar a la mandíbula inferior.
Se paró un segundo y finalmente dijo:
-Soy infinito.
Y ahora sí, me BESÓ, en mayúsculas, como si no hubiera un mañana.

jueves, 14 de febrero de 2013

DOS DE OROS (XI)



20.00h.

-¿Án? Soy Ali
Ruidos raros al otro lado de la línea.
-Enano lárgate yaaaaaaa…. – Dijo la voz de su mejor amiga- Perdona tía, el memo este no para de fastidiar. -¿Qué tal?
-Bueno…
-¿Bueno? Eres increíble… ¿no estás bien ahora que Iván y tu estáis juntos? – preguntó.
-Yo que sé tía… Es la prima de Álvaro…
-¿La pequeñaja esa, que hace dos veranos vino a Valencia? Fue la última vez que la vi… ¿Cómo se llamaba? María ¿No?
-Marina. Ha cambiado muchísimo. Esta guapísima, y tiene mucha personalidad y parece muy decidida…
-Vale si, Mrs. Perfect. ¿Y qué?
-No sé, es que me pone de los nervios como mira a Iván.
-Son amigos desde siempre tía, es normal. Hay que acostumbrarse a esas cosas cuando tienes novio…
-No tía, que no es eso… - Ali suspiró por el micro del teléfono- Da igual, acabaré sabiéndolo.


20.15h
Me cago en la **** Así me sentía yo aquella tarde. Había llegado a mi casa hacía un rato y el mundo se me caía encima. Mis padres no estaban en casa. Mis tíos tampoco. Era mi oportunidad. Subí al piso de arriba, y abrí la puerta de la habitación de Álvaro con violencia.
-¡Ostias! – grité.
Me giré a toda prisa, y empecé a morirme de la risa.
Lo siento enserio, no lo sabía…
Para que entendáis que pasaba en ese cuarto. Álvaro acababa de salir de la ducha, y cuando yo entré en la habitación me lo encontré totalmente desnudo. Su cara se sonrojó como un tomate, y yo no pude evitar llorar de la risa (seguramente porque en un momento como este no sabes cómo actuar) En fin. Menuda vergüenza por parte de él.
-Oye, ya hablamos luego… - me deslicé lo más discreta posible y me fui.
Me tumbé en el sofá y quité la imagen de mi primo en pelotas de mi mente. Dios mío. Deje pasar el tiempo y esperar a que Álvaro bajara a decirme algo. Pero no. El chico se quedó arriba.
Así que bueno, decidí hablar con mi mejor amiga. Estaba en línea, así que preferí hablar por What´s App y ahorrar móvil.
‘’Caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaat amorrr, aquí tu BFF’’
Escribiendo…. Escribiendo…
‘’Marrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrina, ¿Qué tal por la maravillosa Valencia?’’
‘’Buuuuuuuuuuuuuuuuuuffff… la de cosas que he de contarte…’’
‘’ EMPIEZA NOW’’
‘’Lo dejamos todo para el viernes ¿Vale?’’
‘’ ¿Vuelves el viernes por la noche?’’
‘’No, vienes tu a Valencia. Te invitó yo. En unos minutos mi mum llamará a la tuya’’
‘’Yupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Cuenta conmigo’’
‘’Ves haciendo la maleta. Por cierto trae ropa de fiesta, tenemos party el sábado’’
‘’ Todo okay’’

20.30h
Me cago en Iván por bocazas. Me cago en Alicia por ser tan jodidamente capulla conmigo. Me cago en Sara y sus putas ideas. Me cago en mi prima por ser tan SEXY. 
Esta era la cruel realidad. Estaba harto de todo. Dios estaba enfadado conmigo ese día, eso seguro. Qué vergüenza… Me ha visto DESNUDO, sin ropa, sin calzoncillos, sin NA-DA. Bueno, ni te imaginas como estaba en ese momento. Me vestí a toda máquina, y cuando quise bajar y la vi en el sofá me quedé quieto en medio de las escaleras. ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? No recuerdo tanta presión en mucho tiempo. Estaba HISTÉRICO. Ese era uno de esos absurdos momentos de tu vida en los que parece que te cae el cielo encima y no sabes que hacer. Me encerré en mi habitación y me puse la música al máximo de volumen en el ordenador. Esperé en silencio tumbado sobre la cama a tranquilizarme. Imposible. De pronto, empecé a sentirme encerrado y comprimido entre esas cuatro paredes. No sabía qué hacer, y se me ocurrió una locura. Abrí la ventana de mi habitación. En frente había un precioso pino, que llevaba en ese jardín desde mucho antes de que yo naciera. No me lo pensé dos veces, salté a la primera rama, sin mirar abajo. Sé que si hubiera caído, ya hubiéramos sido dos sin memoria, pero por suerte, eso no ocurrió, y simplemente, bajé con mucha precaución aunque los últimos tres metros no pude hacer otra cosa que saltarlos.
-Libre al fin – dije- ¿Estoy hablando solo?


20.45h
Sé, que cada vez que la miró me pongo nervioso. Hablo de Marina. Sin embargo, también sé que no la quiero tanto como Alicia, simplemente me avergüenzo de algo que no me acuerdo. Debería hablar con ella. Pero… ¿Y si no sabe de qué hablo?¿Y si piensa que no estoy enamorado de Ali?¿Y si Álvaro cree que le voy a contar lo suyo…? ¿Y si…? Al diablo con los ‘’y si’’ Esto es un asco. No puedo pensar tranquilamente, no tengo nada de que pensar. Mi vida, es ahora una mierda. Álvaro era mi mejor amigo y ahora me odia, me he perdido media vida de Marina y sé que me siento extraño cuando estoy junto a ella, Samanta se ha tintado el pelo, Sara tiene un novio nuevo con el que lleva un año… Lo único bueno que tiene esto, es Ali, y si tuviera que renunciar a ella, por recordar, no dudo que lo haría.

21.00h
-Joder Andrés, ¿Es que no entiendes nada? Mi hermano me necesita.
-Necesita que estés a su lado, no que metas más mierda es su vida.
Lo peor de discutir con Andrés, el novio de Sara, es que siempre habla tranquilo, en calma, y eso es lo que más le saca de quicio a su novia.
-¿Pero qué dices? –Sara subía su tono de voz poco a poco- Es el momento de que él y Álvaro vuelvan a ser amigos.
-No me grites – dijo casi en un susurro – Amor escúchame, si quisieran ser amigos, lo serian.
-No te estoy gritando, y tienen sus motivos para que les cueste reconciliarse.
-No chilles Sara, y hazme caso, cuanto más te alejes del tema mejor para todos.
-¡Que no chillo! ¿Se puede saber que has querido decir con eso?
-Por el amor de dios Sara, NO GRITES.
-Yo no soy la que grito, eres tú.
-Tienes razón – se enfadó- mejor que me vaya a mi casa a tranquilizarme.
-Andrés, cariño, no…  por favor, no te enfades.
Sara, se acercó a él y se sentó sobre su regazo. Le rodeó con el brazo derecho y con la mano izquierda empezó a jugar con su pelo.
-Prométeme que no discutiremos más sobre este tema.
-Claro que no, dejaremos la mala ostia para otros temas.
Sara estalló en una carcajada.
-Por supuesto, amor. – y se acercó para besarle.

miércoles, 30 de enero de 2013

LUNA BLANCA (XI)



El señor Fortemeve, trabajaba en las cuadras. Su cliente preferido era el caballero ‘Caronte’.  O por lo menos, ese era su seudónimo. Iba todos los martes y jueves, y dejaba durante siete horas exactas a su bellísimo corcel blanco –Arístides- en compañía del resto de los caballos. Ese martes por la tarde, se había desencadenado una horrorosa tormenta en el pueblecito de Vilmeo. El señor Fortemeve deba de comer un poco de heno al corcel del gran caballero, cuando las puertas de la cuadra se abrieron de par en par, y entró una chica jovencita. Llevaba un vestido verde como el muérdago, pero se había arrancado la falda de manera que le llegaba hasta las rodillas. Bajo el traje iba con unos pantalones de pana bien apretados, y unas botas negras desgastadas. Lucía esbelta su capa oscura, y con la capucha escondía su rostro. Llevaba el caraj de flechas colgando de su espalda, y el arco bien agarrado. Se acercó cuidadosamente a los caballos y los inspeccionó.
-Disculpe señorita… ¿Puedo ayudarle en algo? – El señor Fortemeve, hizo un intento en vano para ver la cara de la chica.
-Si señor – respondió la niña- Necesito dos corceles. Concretamente este negro y el que esta acariciando usted.
-Puede comprar el negro a un elevado precio. No sé si lo podrá pagar… - murmuró esto último mirándole de arriba abajo con desprecio – El blanco ya tiene propietario.
-¿Quién? – exigió saber la muchacha.
-Un tal Caronte, nadie sabe de donde procede.
-¿Caronte? Eso no es posible. Caronte era el barquero de Hades, el dios de los muertos. Tenía que transportar las almas por el rio del inframundo. Es mitología griega.
-Óigame usted muchacha – rugió el hombre de repente – Esto no es ni de su incumbencia ni de la mía, lárguese.
-Me quedo con los dos caballos. Y por cierto ese Caronte es falso.
-¿Qué está diciendo mujer?
-Dice que se queda con los dos caballos – susurró una voz tras su espalda – y que ya que has conocido al falso Caronte, es hora de que conozcas al verdadero.
Rápido como el viento, la espada de Adrián atravesó la espalda del señor Fortemeve. El cuerpo del muerto se quedó en el suelo durante un instante, y el chico se quedó observándolo sin apenas creer que el asesino era él.
-No contaba con tu ayuda – Carolina se quitó la capucha - ¿De dónde ha salido esa espada?
Adrián sonrió un poco, orgulloso de haber sorprendido a la cazadora, y luego señaló a una niña de siete años que había a sus espaldas. La pequeña María sonrió tímidamente y señaló a una herrería en la calle de enfrente.
-¿Has robado la espada preciosa?
María asintió contenta con su trabajo. Y con su delicada voz dijo:
-Adrián está muerto, por mucho que lo mires no va a revivir.
Las carcajadas de Carolina resonaron por todas las cuadras. Esa cría estaba demasiado espabilada. Que gran futuro le esperaba. Las dos chicas sacaron a los caballos y les montaron las sillas.
-Adrián, VA – ordenó la mayor.
El chico bajó de su mundo, y subió al caballo, seguido de su hermanita pequeña. Salieron a toda máquina del pueblo, pronto los guardias les perseguirían. El caballo de Adrián seguía al de Carolina, y esta última daba la sensación que los estaba desplazando hasta un sitio en concreto. Cabalgaron durante horas, como si no hubiera un mañana. Nadie les seguía, por lo tanto Adrián no llegaba a entender que prisas tenía esa chica para llegar a su objetivo.
Cuando caía el crepúsculo, llegaron a una casita en lo alto de una colina. Soltaron a sus caballos y les dieron de comer. Adrián llamó a la puerta, pero nadie le abrió.
Miro la casa durante unos minutos. Era pequeña, de madera y discreta, si no hubiera sido porque Carolina les había conducido hasta allá, no la habría visto. Parecía un lugar acogedor pero sin embargo desprendía un olor a humedad y polvo,  que quitaba todas las ganas de pasar una sola noche en ella.
-Está abandonada – Dijo Carolina – Nadie puede vivir aquí.
-¿Y tú qué sabes? – le espetó.
-Nadie quiere vivir en una casa donde han asesinado a alguien – y antes de que Adrián lo entendiera dijo – Hogar dulce hogar.
Lo entendió todo. Era la casa donde en su tiempo vivió Carolina con su hermana Ariadne y su padrastro. Era el lugar del que Ariadne huyó. Y era el lugar donde Carolina atravesó con una flecha a su padre. Decidió no decir nada respecto al tema, estaba bastante cansado. Entró y vio una sola habitación con dos literas. Carolina miró la litera superior de la derecha con tristeza y añoranza. Y luego se sentó en la de abajo y murmuró.
-Monta guardia – cerró los ojos, y empezó a dormirse.
Adrián salió de esa casa que sabía a pena y desgracia. Buscó a su hermana con la mirada pero no la encontró. Bajo la colina llamándola varias veces, y se internó en el bosque.
Gritó su nombre. Nadie respondió. Por un momento su corazón empezó a latir a toda prisa asustado, pues temía que la hubieran secuestrado y entonces…
-¡Adri, Adri!- la niña apareció de entre los arbustos- mira lo que me he encontrado, ¡es para ella!
Adrián, no entendía nada. María extendió una hoja amarillenta doblada dos veces y el la cogió curioso.
‘’Para Carol. Ariadne’’
Ni si quiera se le pasó por la cabeza leerla. Lo hacía y Carolina le rebanaba la cabeza, eso estaba claro.
-¿De dónde has sacado esta carta cariño? – le preguntó a María.
La pequeñita, le cogió de la mano y lo condujo entre la espesura del boque. Enseguida llegaron a un rio y cerca del río había un pozo. María señaló un ladrillo y dijo:
-Estaba entre esos dos.
-Rápido, hay que dársela.
Corrieron hasta la casa, Carolina seguía durmiendo y ninguno se atrevió a despertarla. Pero antes de que anocheciera por completo Adrián se armó de valor.
-Carol… Carol…- la llamó suavemente.
Esta se giró de lado.
-Eh… Despierta porfas- y ella le propinó un manotazo en la nariz.
-AU – gritó.
-Quejica…- murmuró la chica.
-Tenemos una carta para ti. Es de Ariadne – Interrumpió María.
Los ojos de la bella durmiente se abrieron como platos.