- You've cast a spell on me, spell on me
You hit me like the sky fell on my, fell on me
And I've decided you look well on me, well on me
So let's go somewhere no one else can see, you and me
You hit me like the sky fell on my, fell on me
And I've decided you look well on me, well on me
So let's go somewhere no one else can see, you and me
El volumen de la
música estaba puesto al máximo. No hacía falta ponerse los auriculares para
oírla. Las calles vacías, iluminadas por las farolas, y la fría nieve adornando
las fachadas de los edificios daban ese toque navideño a la gran ciudad.
Estaba en el ático,
tranquila y congelándome las manos. Los pantalones entallados negros hacían
bien su función de calentarme del frio. La camiseta básica blanca era solo una
excusa para llevar encima una camisa vaquera sir abrochar, arremangada hasta el
codo. El tacón del botín derecho negro, se movía al rito de la canción. La
bufanda y el gorro granate eran el gran ejemplo de moda obtenido en las compras
navideñas. Y El bolso marrón, descansaba encima de la nieve.
Me llamo Laura y
tengo veinte años. Soy de Madrid aunque en ese momento estaba pasando unas
vacaciones en Paris. Soy rubia y mi melena me llega casi hasta el ombligo, me
encanta el maquillaje, de hecho soy la maquilladora en una empresa de modelos.
Mi color preferido es el amarillo, me encantan los macarrones con queso y los
espaguetis a la carbonara. Mi medio de transporte es el monopatín, pero de aquí
a poco me sacaré el carné de moto. Mi expediente es de notas altas, pero en su
momento repetí curso. Voy a estudiar en la universidad de Salamanca. Mi padre
me tiene muy mimada, es el dueño de la Torre, el mayor hotel de Europa, y su
empresa de hoteles esta repartida por todo el mundo. Y para que eso perdure yo
aguanto a la hija de su socio: Rebeca. O como yo la llamo Foxwomen (La Zorra)
Es un ser tan guarro y desagradable de ver…
Hoy estaba en el
bar, tomándome un café. El camarero es un tío que esta potable, y hablando y
hablando se ha empanado y le ha caído todo una limonada encima. Le he reído la
gracia. Bueno realmente, me he burlado en su cara pero ¿Y qué? ¿Se pensaba que
íbamos a ligar o algo? El caso es que la bruja de la zorra me ha visto y se ha
pensado que aquí fluía amor. Error brujita. ¿Queréis saber que ha hecho la
zorrona? Tirárselo. Meda asco solo de pensarlo, con lo choni y repugnante que es
ella…
Creo que se me ha
olvidado añadir que nunca he tenido novio. En mi vida me he dado un beso con un
chico, y escuchad todos, estoy megahipersuperorgullosa. Los tíos dan asco.
Bueno esto es más o
menos como soy yo y en que se basa mi vida. Ahora es tu momento. ¿Continúas
leyendo o cierras la página? Haz lo que te rote, pero si no te ha gustado el
principio, te gustará menos el final. Bueno… 3…2…1…
Estas leyendo, lo
sé. Te arriesgas a contagiarte de la fiebre de Laura, esto es una advertencia.
Te abro camino a mi diario, o como yo decidí llamarlo, bienvenido al Equipo de
Palabras Fieles.
-Hey Rubia – gritó una voz de pito desde la escalera.- ¿Bajas
con nosotros al pub?
-Buenas puta – me giré, a recibirla – madre mía, ¿qué te has
hecho en el pelo? Pareces una bruja
-Anda y que te follen rubia.
Me reí y observe como el monstruo que venía acompañado de
Mr.Camarero abandonaba el ático. Menudas malas vistas. Hoy la zorra había
decidido ponerse unos pitillos blancos que realzaban esos michelines tan
asquerosos. Llevaba una camiseta de leopardo enseñando un pecho relativamente
operando y llevaba su chaqueta de Adidas negra con el cuello levantado. Su
maquillaje era una ofensa para el mundo de la moda. Era como si se hubiera
revolcado la cara en colacao y le hubieran pegado en los dos ojos. Además los
labios eran como dos morcillas rojas de silicona. El pelo… que se yo lo que era
el pelo. Un pañuelo puesto en forma de lazo y un moño como si acabara de
levantarse… yo que sé colega…. Era un delito.
Cogí el bolso y me dispuse a irme ya a dormir. Si es verdad
eso de que sueñas con lo último que has visto, menudas pesadillas me
esperaban.
Baje las escaleras a toda prisa, que frio señor. Paseé por
los pasillos y llegué a los ascensores. Esperé, esperé, esperé… La puerta se
abrió y entré. Estaba sola en el ascensor e inevitablemente empecé a tararear
una canción del iPod. Cinco pisos antes de llegar al mío el ascensor hizo una
parada. La puerta se abrió lentamente, y me encontré de frente a un chico alto
y guapo que miraba su móvil muy concentrado.
-Salut – dijo en francés, y entró sin mirarme si quiera.- A
quel étage êtes-vous?
Llevaba unos vaqueros negros y una camiseta ajustada negra.
También llevaba una sudadera con la cremallera abierta gris y sobre ella una
preciosa cazadora motera de color negro. Las zapatillas eran unas Adidas
grandes y negras. No iba nada mal, de hecho, estaba increíble. Daba gusto ver a
un chico así. Alzó su mano y se echó el pelo hacia atrás. Por primera vez
levantó la vista des móvil y me miró. Abrió la boca poco a poco y poniendo cara
de sorprendido, sonrió.
-Vous etês très belle
-Lo siento, no se hablar francés – respondí.
-¿Eres Española? - me preguntó de pronto – yo también, soy de
Madrid.
-Igual que yo – respondí con una sonrisa de oreja a oreja –
discúlpame, ¿A qué piso vas?
-Al 20 por favor – y apreté a su número.
-¿Me persigues? Yo también voy al 20 – mentira cochina- ¿qué
habitación eres?
-Las 3.567 ¿Tu?
-Emms… yo es que soy la hija del propietario y mi habitación
está en el piso 40. – le expliqué.
-¿Para qué quieres ir al 20 entonces?
-Es que mi… la hija del socio de mi padre está por ahí
liándose con todo el personal y me han mandado a mí a pararle los pies –
inventé, de todos modos no es mucha mentira.
-Vaya... qué lástima te quería invitar a una copa en el pub…
- contestó – pero en fin, otra vez será.
-¿Qué? No, no para nada. Vamos y ahora mismo, a mí la cría
esta no me amarga más el día – sonreí intentando parecer simpática.
El chico río conmigo. Él lo sabía, sabía que me gustaba, y
yo sabía que le gustaba a él. Me miró a los ojos, con esa sonrisa aun en la
cara, a saber que estaría pensando, pero estaba guapísimo eso sin duda. Que
corte me estaba dando… ¡¡Hay por dios que deje de mirarme ya!!
-Y esto… ¿Te llamas…? – pregunté.
-Jaime – sonrió - ¿Tu eres…?
Tu futura novia.
-Ems… Laura. Lau mejor.